Por supuesto, el mundo quedó horrorizado y se prometió que nunca sucederían de nuevo este tipo de crímenes, pero muchas de esas investigaciones no se quedaron ahí y fueron continuadas por Estados Unidos y la CIA en secreto.
Las leyendas urbanas existían, de hombres que habían sido secuestrados por la CIA o por el gobierno norteamericano y que aparecían sin ser los mismos. No estaban tan lejos de la realidad.
El proyecto MKUltra del gobierno norteamericano fue el nombre que se le dio a un programa de experimentación en humanos de la CIA cuya meta principal era debilitar el estado mental de un individuo para controlar su mente y así obtener confesiones y demás cosas que les servirían a la organización.
Aprobado en 1953, el proyecto se enfocó en distintas técnicas para lograr sus metas, lo cual incluía administración de químicos, choques eléctricos, hipnosis, privación de sueño, aislamiento, abuso sexual, físico, verbal y otros tipos de torturas: todas actividades ilegales, ya que se realizaban en sujetos que no habían aceptado a la experimentación, incluyendo ciudadanos canadienses.
Su interés por el LSD nació cuando pensaron en usarlo para ver si podían hacer que los soviéticos cambiaran de bando o hacer actividades siguiendo instrucciones de los norteamericanos. Según los documentos que sobrevivieron, los sujetos con los que experimentaron eran pacientes psiquiátricos, prisioneros, drogadictos, prostitutas y “cualquiera que no pudiera luchar”.
Los experimentos llegaron tan lejos que algunos oficiales comenzaron a darle LSD a otros empleados de la CIA, a personal militar, a agentes del gobierno y personas aleatorias sólo para ver sus reacciones. En estos experimentos se sometieron a varias personas que se sospechaba eran infiltrados de la Unión Soviética y se les torturaba diciéndoles que harían sus “viajes” más largos. Según la información, hubo muchas muertes registradas y algunos sujetos quedaron débiles física o psicológicamente.
Este tipo de ataques “sorpresa” a miembros de la CIA resultó en caos, como el caso de un agente que recibió una dosis en su café, y entró en un estado psicótico, corriendo a través de Washington. De igual forma, el Dr. Frank Olson, un químico del ejército recibió una dosis “sorpresa” de LSD y después de 9 días se suicidó aventándose de la ventana de un edificio. Se cree que la dosis le provocó una fuerte depresión, ya que había pedido renunciar a la CIA.
Asimismo, existieron casos en Kentucky en el que algunos sujetos recibían LSD a lo largo de varios días. Un hombre recibió dosis por 174 días, mientras que algunos voluntarios lo tomaron por 77 días consecutivos.
Por supuesto, los resultados a los que llegaron los investigadores con el LSD no eran suficientes para considerarla una droga de control mental y para 1962 dejaron de realizar esos experimentos, sin embargo, siguieron con otro tipo de sustancias como heroína, morfina, temazepam, mescalina, cannabis, alcohol y más.
Cuando el proyecto fue revelado, el entonces director de la CIA Richard Helms mandó a destruir todos los archivos de MKUltra por lo que sólo sobrevivieron algunos cuantos, y el resto de los detalles fueron explicados por miembros de la CIA en ese entonces.
A pesar de que Estados Unidos violó el Código de Nuremberg, en el que estipuló después de la Segunda Guerra Mundial que ningún experimento científico se debe realizar sin el conocimiento del sujeto, no hubo consecuencias.
El MKUltra ha sido vinculado a otras teorías, las cuales afirman que también se realizaban estudios sobre mutación para buscar generar supersoldados, tal como lo hacían los Nazis, sin embargo, no existen datos que lo comprueben.